Portafolio habló con el aspirante del Centro Democrático, quien ganó la primera vuelta y este domingo aspira a convertirse en el nuevo mandatario de los colombianos.

“Si queremos ser un país de clase media, con tasas de crecimiento altas y estables, necesariamente necesitamos educar nuestro recurso humano”, afirma.

¿Cuál es la visión que tiene actualmente de la economía?

Colombia ha logrado avanzar en construir unas variables macroeconómicas que le permiten al país proyectar una tasa de crecimiento mucho más alta que las que hemos tenido en estos últimos años, y sobre todo, una tasa con un crecimiento que genere inclusión social.

¿Cuál es su propuesta para el crecimiento y la creación de empleo?

Yo pienso que la meta de Colombia es que tiene que crecer por lo menos al 6 por ciento, con dos pilares esenciales: el sector agropecuario y el industrial.

Y con unas políticas públicas orientadas al tema de la educación, de la reducción de costos de la economía, garantizar un Estado que fortalezca su nivel de ejecución y su capacidad de institucionalidad.

Con esos factores Colombia puede mejorar sustancialmente sus niveles de productividad, que es lo que afianzaría un mayor crecimiento económico.

Si Colombia no amplía el crecimiento potencial, no va a avanzar a la velocidad que necesita para poder ser un país fundamentalmente de clase media, que es el propósito de tasas de crecimiento altas con inclusión social.

¿Cuáles son los desafíos para romper los cuellos de botella que nos impiden crecer más rápido?

El primero, el sistema educativo, si Colombia no tiene una educación pública de calidad que prepare el recurso humano que demanda el país para poder crecer a tasas altas, con altos niveles de productividad, no salimos.

Segundo, los costos. Nuestra economía está dejando de ser competitiva porque es costosa en términos internacionales. Y ahí hay unos factores claves que son: en primer lugar, el tema de la infraestructura.

Y no es un problema de plata, es de capacidad de ejecución. El segundo factor es el costo de los energéticos, Colombia debería ser por su potencia y su balance energético un país de menor costo de energía en general.

Tercero, el tema del acceso y formalización de servicios financieros.

A la economía informal una forma de poder formalizarla, es con una reducción más drástica de los costos de transacción que permitan darle mucho más fuerza a la formalización en el sistema financiero.

Cuarto, hay una política que tiene que ver con reducción de costos. Esos dos elementos le podrán permitir al país destrabar unos cuellos de botella para poder crecer a tasas altas y ese crecimiento se traduzca en mayor productividad, que es la que genera mayor inclusión social.

¿Cómo contrarrestar la baja en los precios internacionales de los productos básicos?

Yo diría que en parte se acabó la fiesta de la bonanza externa, y quiere decir que hoy el crecimiento económico depende de las políticas internas.

Cuando un país logra aumentar la productividad de la economía su crecimiento depende más de sus fuerzas internas.

¿Qué propone para una tasa de cambio que está por debajo de los 1.900 pesos?

Sigue siendo un gran desafío para nuestro país, y la discusión siempre es de que al país no le sirve un exceso de apreciación. Yo soy amigo del sistema de una sensibilización de flotación de la tasa de cambio, lo defiendo.

Pero el país y el Gobierno tienen que actuar, el mercado no se puede dejar solo porque el exceso de apreciación en el caso colombiano afecta mucho el crecimiento de sectores, y termina siendo un riesgo para la misma economía.

¿Cómo ve cuando se habla de la necesidad de una reforma tributaria, que se necesitan 15 millones de pesos?

Yo propongo, primero, que quiero extender el 4×1000 y el impuesto al patrimonio. La base del ingreso hoy es 10,5 billones, y no está previsto que no llegan sino hasta este 2014. Es una absoluta necesidad extenderlos para no perder ese ingreso.

Segundo, me parece que hay una fuente que hay trabajar muy duro y es el de los delitos económicos.

Estos son una gran fuente de ilegalidad de la economía y una posibilidad gigantesca de crecimiento de recursos.

Creo que tenemos que avanzar en cómo simplificar la parte tributaria para poder derrotar la informalidad. Me parece que el tema de la informalidad en Colombia requiere un gran esfuerzo de simplificación tributaria.

¿Cómo ve que se quiera otra vez volver al sistema de deducción de impuestos por cuenta de inversión en activos?

Yo he sido amigo de la reducción de tasa de impuestos a las empresas sobre la base de inversión, me parece que ese es un gran negocio para el país.

Uno de los elementos que necesita un país para crecer al seis por ciento es que la inversión representa 30 por ciento del PIB.

Yo prefiero que en vez de que se paguen dividendos, que se reparten utilidades, se utilicen esos recursos para financiar más inversión en el país, al final se termina generando empleo mucho más calificado, con un impacto más grande en la economía, y es un gana-gana porque yo le reduzco la tasa de tributación pero a cambio de algo.

¿Cómo ve el tema de las pensiones, que sigue siendo una asignatura pendiente?

Pienso que no hay que modificar nada porque hoy, de los que cotizan, solo el 40 por ciento se pensionan.

El problema en Colombia no es la edad, sino un mercado laboral que no permite pensionarse.

Me parece que tenemos que preparar a nuestros jóvenes para que puedan ir al mercado laboral y tengan la posibilidad de financiar un sistema de seguridad social, y se haga esa transición. De lo contrario, es un sistema que no va a tener en el largo plazo suficiente capacidad de fondeo, porque sencillamente los colombianos, por las precariedades del mercado laboral, no se pueden pensionar.

¿Qué hay sobre el futuro del programa de vías de Cuarta Generación?

Me ha sorprendido la demora porque de esto llevamos hablando todo el gobierno. Yo pienso que si no hay flexibilidad para asegurar los cierres financieros el costo de oportunidad de no hacer las obras a tiempo nos va matar.

Creo que aquí lo que hay que hacer es ser flexibles. Lo que se necesita es que las vías se hagan, si hay que dar más tiempo se da, si hay que ampliar las concesiones se debe hacer, sin ninguna prevención.

El país necesita vías porque Colombia es un país muy extenso, pero si no hay la flexibilidad sino hay un concepto del costo de oportunidad del tiempo aquí no vamos a ser capaces.

¿Eso quiere decir que va haber una revisión de la política?

Pues creo que necesitamos es que se ejecute rápido, mirar dónde están los bloqueos.

A mí no me da miedo concesiones a 30, 40 y 50 años; Rojas Pinilla hizo obras a 50 años. México acaba de emitir bonos de infraestructura a 100 años. Por qué hay que pagar una obra en 10 o 15 años, si puede ser en 20 o 40 años. En todo es que se haga bien y que tenga las especificaciones técnicas y claras y que estén los contratos precisos.

Por ejemplo, un proyecto futurista para el país, comunicar Puerto Carreño con el Pacífico, es una obra monumental, que puede representarle al país una transformación de toda su estructura productiva, hacerla con vigencias futuras ¿quién sabe?, pero qué tal uno decir que la haga con un crédito concesionado a cincuenta años de un país asiático (Japón, Corea o China).

Eso es lo que tiene que pensar el país porque o sino en veinte años estamos pensando si se hace o no. Yo creo que en eso hay que tener una mentalidad mucho más abierta.

Más abierta y más avanzada para todo, usted cómo puede ampliar la infraestructura hospitalaria, haga asociaciones público privadas y cuánto necesita para que les demos esas funciones, 20 o 30 años, hágalo.

Usted cómo puede ampliar la infraestructura escolar del país, mi propuesta de jornada escolar completa, implica una inversión enorme de escuelas, solo en Bogotá son 300 escuelas.

Eso se supone que es con asociaciones público privadas, para que pueden ser los fondos de pensiones y el ahorro de los colombianos.

Cuál es la necesidad de pagar escuelas en cinco o en diez años, por qué no en 20 años. Me parece que esa visión es la que tiene que reflejar la concepción de la infraestructura.

¿Qué viene en materia de distribución del ingreso, de equidad?

Colombia tiene que crecer al 6 por ciento, pero un crecimiento que genere inclusión social, y eso lleva a la pregunta ¿qué tipo de crecimiento entonces? No es crecer por crecer, no es que crece porque la minería está fuerte, el sistema financiero está bien.

Por eso, mi énfasis es que para Colombia tiene que haber una base de crecimiento muy fuerte de los sectores agropecuario e industrial.

Ahí está el 30 por ciento del empleo del país, ahí está la verdadera posibilidad de desarrollo regional y de inserción exitosa en la economía global.

La discusión es eso, y al final de todo aparece la distribución del ingreso, de equidad, es ser verdaderamente un país de clase media.

Colombia tiene el segundo índice de menor participación de clase media.

Si queremos ser realmente un país de inclusión social, de equidad, de distribución del ingreso es ser un país de clase media, pero en Colombia el 70 por ciento de los hogares son pobres.

Además, el fuerte de la clase media está en el rango más bajo de la clase media, es decir, que en una crisis se retroceden de clase media a pobres.

Tenemos que mirar cuál es el esfuerzo que tiene que hacer el país, cómo genera ingresos. Sino educa, sino prepara a sus jóvenes va ser muy difícil, pues eso por decreto no se puede.

Entonces, en ese contexto está el desafío de cómo lograr avanzar en el diseño de una política económica que tenga ese propósito.

Esta semana salió un informe de Naciones Unidas planteando cómo sería Colombia en un escenario de paz y mostrando que eventualmente se duplicaría el ingreso por habitante, ¿qué le dice eso?

Pues mire yo, por supuesto, creo que le hace mucho más daño el narcotráfico, porque el narcotráfico es lo que está financiando el problema, que obstaculiza la búsqueda de una paz negociada.

El efecto que hace el narcotráfico en contra de la economía y el daño que le hace al acelerar la violencia es enorme, pero sin lugar a dudas que un país que supere esos problemas de violencia va crecer mucho más, no hay ninguna duda.

Ahora, el problema no es solamente firmar la paz con la guerrilla, el problema es la violencia urbana que hoy hay en las ciudades.

Porque cuando usted mira qué está afectando la tranquilidad en las ciudades ya no es el tema del número de muertes por enfrentamiento con la guerrilla, sino los homicidios, el tema de las pandillas, el narcotráfico, la violencia intrafamiliar; que afectan sustancialmente la productividad y destruyen recurso humano.

¿Qué pueden esperar los colombianos en una presidencia de Óscar Iván Zuluaga?

Primero una persona que sin rencores, sin odios, comprometida para garantizar el cumplimiento de mi promesa, una persona trabajadora, seria, responsable y pensando siempre en el interés del país.

¿Por qué deben votar los colombianos por Óscar Iván?

Yo he hecho una carrera política desde la provincia, que ha estado complementada con una carrera empresarial y académica, que me da un conocimiento integral del país, eso me permite entender de una manera precisa la realidad de Colombia.

Este es un país de ciudades y de regiones, y el ajuste en su modelo económico y social tiene que tener esa claridad, ese conocimiento.

Me he preparado, soy hombre de resultados.

Soy un ejecutor de la política, le he hecho, un diagnóstico al país con soluciones concretas que me permiten decirles a los colombianos que puedo aportar mucho en la solución de los problemas básicos que todavía no tiene salidas contundentes y definitivas de largo plazo.

POSIBILIDAD DEL AGRO EN MEDIO DE LAS TURBULENCIAS DE ESTOS AÑOS

La crisis agropecuaria puede comprometer la gobernabilidad social del país. Son 11 millones de colombianos que viven en el campo, pero no tienen un progreso social ni económico. Es una población envejecida, sin ninguna esperanza de que un joven se interese en el campo. El margen de espera se acabó. Por eso, se vuelve un tema de gobernabilidad social.

Hay que hacer una reflexión muy grande o se recupera la rentabilidad del campo con medidas audaces o no vamos a salir.

Y no es simplemente accionar subsidios, es mejorar su nivel de producción para que sea una verdadera transformación productiva.

Todo el tema de apoyo a insumos, tecnología, comercialización, de asociación. Lo que he venido planteando, lo he dicho gráficamente: Si un campesino tiene una vaca que le produce 3 litros de leche, usted le puede regalar la plata que quiera, jamás va salir de pobre. Porque él necesita una vaca que le provea 15 o 20 litros diarios, entonces, es mejor darle un subsidio para que compre una buena vaca.

Tomado de: https://www.portafolio.co/economia/entrevista-oscar-ivan-zuluaga-candidato-presidencial