En el trimestre mayo-julio, el desempleo en Bogotá descendió a 9,4 por ciento, el nivel más bajo para ese periodo desde principios del siglo, cuando el Dane comenzó a llevar estadísticas mensuales del mercado laboral.

A pesar de ese comportamiento favorable de las cifras del desempleo, que incluyen la segunda tasa de participación más alta en 12 años y la primera tasa de ocupación, junto con la del mismo periodo del 2012, en todo ese lapso, la construcción es un notorio lunar.
 

Entre mayo y julio, según la información del Dane, la población ocupada en la capital colombiana cayó 17,9 por ciento y le restó un punto completo a la variación anual de la ocupación. Incluso, y no obstante la reducción total del desempleo en 7,7 por ciento (35.000 desocupados menos), el desempeño laboral en la construcción se convirtió en un freno para que ese indicador bajara más.
 

En términos absolutos, entre mayo-julio del año pasado y el mismo trimestre del 2013, la actividad constructora perdió 41.000 empleos, al pasar de 228.000 a 187.000 ocupados, el mayor número entre los cinco sectores que redujeron la ocupación.
 

La evolución de la construcción y del empleo en Bogotá y su área metropolitana en los últimos 20 meses ha estado determinada por los anuncios y la política del alcalde Gustavo Petro sobre el sector, y otros que impactan directamente esa actividad.
 

Desde su inicio, esta administración, dicen sus críticos, como Camacol nacional y su filial de Cundinamarca, y empresarios que mantienen un bajo perfil, ha frenado la construcción de vivienda y, en consecuencia, el empleo en ese renglón.
 

Además, los enfrentamientos con el Gobierno Nacional, principalmente con el Ministerio de Vivienda y su cabeza Germán Vargas Lleras y de su sucesor Juan Felipe Henao, y del titular de Hacienda, Mauricio Cárdenas, que esgrimen el mismo argumento, han sido constantes. Muchos proyectos habitacionales, de comercio en las cercanías y con impacto directo en la capital quedaron en stand by cuando el año pasado la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá decidió cerrarles la llave del suministro de agua.
 

Otras decisiones administrativas prácticamente han golpeado la construcción de vivienda para la población de bajos ingresos y medios bajos, con efectos negativos sobre el empleo, pues cálculos de Camacol señalan que por cada centenar de viviendas construidas se crean 150 puestos de trabajo.
 

La reciente expedición por decreto del Plan de Ordenamiento Territorial (POT), que aumenta las cargas de los constructores, es vista por el sector como un desestímulo a la inversión y, por lo tanto, a la generación de empleo.

Tomado de:portafolio.co